Cuando yo era chiquillona
me gustaba un cabro lego
alto y medio piticiego;
yo era su regalona.
Pero lo pienso y ahora
se me salen lagrimones
y con los ojos llorones
yo me acuerdo de sus manos
y de lo que nos amamos
llenos de contradicciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario